El peñismo: partido y gobierno
Hace unos días estuvo por el país el politólogo
español Manuel Alcántara. En su presentación de la última publicación que hizo
la organización IDEA titulada “Democracia y elecciones en Paraguay”, un
comentario llamó la atención. Se refirió a la actual relación entre el partido
de gobierno (Partido Colorado) y el gobierno de Santiago Peña, extrañado que
esas dos instancias del poder político estén siendo manejadas por cuerdas
separadas. Su comentario surgía de la
política comparada, tomando como referencia el caso de los regímenes
parlamentaristas europeos, donde se da por hecho que el jefe del gobierno es al
mismo tiempo el jefe del partido de gobierno. Giorgia Meloni, primera ministra
de Italia es también líder de su partido Fratelli d’Italia, Pedro
Sánchez es el líder del PSOE, Angela Merkel fue líder del CDU y Canciller durante 18 años. Pero,
no solamente es el caso de regímenes parlamentarios, también en un sistema
presidencialista, como el de Estados Unidos, el presidente es el líder político
del Partido. Si bien los partidos norteamericanos mantienen un comité nacional y este tiene un coordinador, su rol es sobre
todo la organización de los procesos electorales, no pretende ninguna
ascendencia sobre el presidente, ni tampoco sobre las bancadas del partido. La
relación que estos partidos europeos y americano tienen con el gobierno fue
caracterizada por Jean Blondel como una relación de sostenedor del gobierno.
Aun cuando la relación no sea sinónimo de otorgarle al gobierno un cheque en
blanco, el margen de maniobra que tiene el ejecutivo es amplio.
En realidad, para ver casos donde el partido de
gobierno tiene ascendencia sobre el gobierno hay que referirse a los sistemas
de partido único, tanto el caso de Cuba, como el de China. En Cuba, los Castro
mantuvieron siempre una posición de liderazgo como primer secretario del PCC y
como presidente del Consejo de Estado. Aquí hay una preocupación similar al de
los casos arriba mencionados, pero la fórmula es la opuesta. Se impide la
bicefalia partido de gobierno y gobierno, pero por la vía del control del
partido para asegurar que el gobierno siga las directivas políticas del mismo.
El gobierno es prácticamente un “sostenedor” del partido.
Ante estos dos modelos se presenta el caso
paraguayo en la actualidad. Con la fórmula Horacio Cartes al partido y Santiago
Peña al gobierno, el régimen introduce una situación de interdependencia entre
partido de gobierno y gobierno pocas veces experimentada en el país o en los
regímenes democrático-representativos de la región. Quizás el caso del
kirchnerismo durante el período de Alberto Fernández sea lo más próximo. De
hecho, durante el estronismo, el dictador siempre mantuvo un férreo control del
partido, como su presidente honorario. La crisis política sobreviene cuando ese
mando empieza a ser contestado por ciertas facciones de la ANR.
En la actualidad estamos viendo tensiones
surgir, pero lo que queremos sobre todo comentar es que, aunque el análisis
predominante es de las pugnas cotidianas, cabría introducir un factor
estructural. Nos referimos a que, en un contexto de interdependencia tensa, el
surgimiento del “peñismo”, a falta de mejor palabra, es prácticamente
inevitable. La presidencia, por su propia naturaleza, va a tender hacia trazar
ciertos límites a la extensión del partido, crear círculos de confianza más
apegadas a una lógica de gobierno que a la lógica del partido, y posicionarse
como gobernó nacional, en vez de representante del partido de gobierno. Por el
momento esa tensión esta siendo manejada en el marco de las reuniones del
comando del movimiento del partido Honor Colorado, pero las pruebas de cohesión
pueden volverse cada vez más difíciles de sortear y causen fricciones más
serias entre el gobierno y el partido de gobierno. Este es un aspecto del
factor político que se anticipaba, pero que hoy por hoy se está sumando a la
muy empinada curva de aprendizaje del presidente Santiago Peña.
Publicado en Ultima Hora: 12 noviembre 2023
Imagen: Ver Avery Palmer en decorazongallery.com
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