Propuestas políticas y gobernabilidad




 

Desde hace un tiempo vengo analizando el discurso político de los candidatos a presidente. Fue tema de un ensayo[2] que presenté durante una estadía cono investigador asociado al Centro de Estudios Latinos y Latinoamericanos de la American University, en Washington DC, en 2020. Para ese documento hice un recorrido por los debates y entrevistas a candidatos a la presidencia durante el superciclo de elecciones del periodo 2017 – 2019 en América del Sur. Mi pregunta era si acaso podíamos extraer de ese análisis una matriz que presentase los temas de agenda pública movilizados por los candidatos en sus campañas. Adicionalmente, me planteé la idea de marcar las diferencias en el posicionamiento de los candidatos de la derecha y de la izquierda.

La finalidad práctica de esa indagación era – y sigue siendo – si el mapeo de temas y posicionamientos podría volverse un predictor de las medidas y políticas que los candidatos implementarían en el caso de que fuesen electos.  Muchos de los temas que están siendo movilizados por los candidatos a presidente en Paraguay en la actualidad surgieron en ese super ciclo. Temas como la corrupción, la lucha contra el crimen organizado, el trabajo decente, la reforma de la justicia, la seguridad ciudadana, la “desprimarización” de la economía, entre otros.

Desafortunadamente, este no es el espacio para ahondar mucho en los resultados del análisis arriba mencionado. Sin embargo, vale la pena anotar que todo lo debatido en las campañas en ese super ciclo de elecciones del 2017-19 fue posteriormente opacado por la dura realidad de la pandemia, que ningún candidato previó ni mencionó durante la campaña. Esa de por sí, es una gran lección para la planificación y el desarrollo de escenarios futuros posibles. No se debe menospreciar el análisis de riesgos y amenazas. Más aún en estas épocas de cambio climático e inestabilidad geopolítica. Cualquier emergencia seria o catastrófica puede fácilmente anular una agenda política diseñada para un próximo ciclo político. En este sentido, una observación que podemos hacer es que el tema de la preparación para emergencias es un tema ausente en el actual debate de campaña electoral, en Paraguay.

Ahora bien, desde esta óptica de buscar anticipos de políticas públicas en Paraguay, el análisis del discurso de los candidatos nos brinda ciertos elementos interesantes. Uno de ellos es que el rasgo diferenciador de los posicionamientos en Paraguay, desde una perspectiva comparada, es que no hay una competencia entre posicionamientos de derecha e izquierda, como las que tuvieron las elecciones en Chile, Colombia, Brasil, y Honduras. Al comparar los posicionamientos de los dos principales candidatos a la presidencia, Efraín Alegre de la Concertación y Santiago Peña del Partido Colorado, no se puede notar una diferencia muy marcada en lo que se refiere al modelo social y económico.

En un artículo sobre la coyuntura política que publica el Centro de Análisis de la Economía Paraguay (CADEP), planteo, justamente, que la disyuntiva se da entre un “neoliberalismo reformista” y un “neoliberalismo clientelar”. Nos basamos en el hecho que ambos candidatos mantienen una línea librecambista, de baja presión tributaria, sin propuestas redistributivas, dentro de los cánones de la actual Ley de Responsabilidad Fiscal y manteniendo el acuerdo precautelar de estabilidad macroeconómica firmado con el FMI en 2003. La diferencia está más bien en que en el caso del candidato del Partido Colorado hay un compromiso por mantener el modelo partido-Estado, donde se ejerce un patronazgo de los recursos del Estado para favorecer a la clientela. Mientras que en el caso del candidato de la Concertación hay un discurso anticorrupción que promete mayor institucionalidad e igualdad ante la ley. Con una promesa de poner fin a los favoritismos y privilegios.

Esta caracterización general no resume todo, pues las campañas han ido evolucionando. Empezaron con mensajes muy generales y con interpelaciones que intentaban movilizar las identidades y las emociones.  Sin embargo, en la segunda mitad del periodo prelectoral ha surgido un mayor énfasis en interpelaciones basadas en propuestas más puntuales y concretas: la iniciativa “Niñez Hambre Cero”; el Poha (remedio) gratis; las guarderías para mamas trabajadoras; la reducción del costo de la electricidad para los hogares; el fin a la violencia contra la mujer y la instalación de un sistema de cuidados, entre otros. Este giro, no ha estado acompañado por desarrollos muy específicos y concretos, pero es indicativo de una reacción de las candidaturas a la crítica sobre la vacuidad de sus propuestas y posicionamientos.

La pregunta que nos planteamos es ¿cómo se relaciona este proceso de debate con la preocupación sobre la gobernanza en el próximo ciclo político? Partiendo de la hipótesis de que a mayor detalle y conocimiento respecto al qué y al cómo solucionar los problemas identificados, mayor garantía de futura gobernabilidad, el caso paraguayo nos presenta riesgos que hay que atender, justamente por la precariedad y falta de concreción de las propuestas.  

La llegada al gobierno es un momento muy delicado y para el cual, sorprendentemente, los actores políticos están poco preparados. Un caso paradigmático ha sido el de Pedro Castillo en el Perú. Su falta de preparación, de ideas plausibles, de equipo de gobierno, aparte de toda la oposición política, lo llevó al naufragio en poco tiempo. En el caso paraguayo no vemos un escenario futuro tan riesgoso como el peruano. Pero, en el caso de la Concertación, sobre todo, es muy importante tomar distancia de cualquier posibilidad de una entrada “a la Castillo”. Enfatizamos la Concertación porque en el caso del Partido Colorado existe ya una capacidad instalada en los equipos tecno-políticos del Estado con los que habrá una interacción más fluida para la transición.

No se debe olvidar que dura realidad es que los nuevos gobiernos se encuentran con un campo de posibilidades de acción ya dadas. Limitaciones presupuestarias, leyes vinculantes, acuerdos internacionales, empréstitos comprometidos, grupos de presión con inmenso poder, y más. No es un bloque monolítico, pero hay que conocer el entramado para encontrar alternativas y medidas ejecutables.

Desde el 30 de abril hasta el 15 de agosto hay un período de transición. Es un momento estratégico para ganar o perder un año de gestión política. En países más avanzados la clase política tiene más recursos a los que recurrir para cubrir este aspecto programático. Están las universidades, los centros de pensamiento, las individualidades con experiencia en el gobierno que se pueden movilizar. En el Paraguay, los centros son contados con la mano y las políticas públicas se manejan fundamentalmente por las capas más profesionales del Estado, sobre todo en ciertos sectores, como el Banco Central y el Ministerio de Hacienda, y con mucho apoyo de la cooperación internacional. Quizás sea este el momento  de acudir  al conocido mecanismo del gabinete en la sombra del sistema parlamentario británico, nombrando responsables de hacer el seguimiento de lo que le espera al partido en  cada sector del gobierno, desde el vamos.


Publicado en Boletin 4 de Saka, el 14 de abril 2030

 

 



[1] Politólogo. Coordinador académico de FLACSO Paraguay, columnista de Latinoamerica21 y Ultima Hora. Ex director regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de Naciones Unidas. Ciudadano convencional constituyente de Paraguay,

[2] Esteban Caballero “La matriz política sudamericana”, documento de trabajo elaborado para Center for Latin American and Latino Studies, de la American University, 2020.


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