LA OTRA TRAICIÓN A LA PATRIA - Esteban Caballero
El 24 de mayo 2019 se firmó el Acta Bilateral sobre los usos de la energía hidroeléctrica de Itaipú entre Brasil y Paraguay. La misma generó enormes críticas de parte de expertos y ciudadanos en general, por lo desventajoso que era para el Paraguay. Se la calificó de una traición a la patria y casi lleva a un juicio político del Presidente de la República. Esa Acta fue posteriormente dejada sin efecto, pero el suceso desencadenó fuertes comentarios respecto a la capacidad y honestidad de la actual gestión pública. En este post vertimos una opinión respecto a lo que se trajo a colación respecto a la eficiencia y eficacia de la gestión pública y el contexto de desaceleración económica y sus impactos.
No podemos saber a ciencia cierta qué irá a ocurrir en el
corto y mediano plazo con la crisis política desatada por el tema de Itaipú.
Pareciera ser que el juicio político ha quedado en paréntesis por el momento,
debido sobre todo al pacto político interno del Partido Colorado. Si bien se ha
intentado hacer una movilización política significativa en torno a la demanda
de juicio político, la ciudadanía no parece haberse volcado a la protesta con convicción.
No por falta de frustración por lo sucedido, sino por la sospecha de que lo que
se trazaba como itinerario después de un eventual juicio político no iba a realmente
cambiar las cosas. No obstante, queda ver a qué conclusiones llegan la Fiscalía
y la Comisión Bicameral. No se descarta que los resultados de las mismas
vuelvan a poner en el tapete la posibilidad de un juicio político.
Pase lo que pase, el Ejecutivo se enfrenta a la imperiosa
necesidad de recuperar su reputación. Aparte de enmendar el acuerdo sobre
Itaipú, la capacidad de recuperar la legitimidad del poder político está en
parte ligado a un esfuerzo por dar respuestas a la desaceleración económica y
los importantes desafíos en la gestión pública. Ya no se puede ocultar la
urgente necesidad de mayor coordinación y mejor ejecución, más aún si tomamos
en cuenta de que uno de los mecanismos que se plantea como instrumento de
dinamización de la economía es el gasto y la inversión pública. Los síntomas
son múltiples, pero como botón de muestra vale usar un indicador interesante,
aunque siempre imperfecto, que es el de la ejecución presupuestaria. Según los
Datos Abiertos del Ministerio de Hacienda, dicha ejecución se encuentra hoy, al
entrar al noveno mes del año, en un 36%[2].
Esto significa que el ciclo de ejecutar tarde y mal vuelve a entronizarse en un
año en el que hace falta otra dinámica.
No tenemos mucho tiempo y, sobre todo, debemos enfocarnos en
el rostro humano de la crisis, ya que la vulnerabilidad de la población está en
aumento, y sobre bases ya de por sí muy precarias. El Informe del Segundo
Trimestre 2019 sobre Empleo lanzado por la DGEEC es bastante claro[3],
mostrando cómo la suma de subocupación y desocupación fue de 14,9%, en el
segundo trimestre de 2019, cifra superior al mismo trimestre del año 2018
(10,9%), y según sexo, la tasa es de 13,3% para los hombres y 17,1% para
mujeres. Esto significa mayores niveles de vulnerabilidad y penuria para
muchos, en el contexto de un país cuya población tiene pocas reservas y vive al
día. Según la FAO[4]
, en el Paraguay el número de “subalimentados” del bienio 2004 – 2006 al bienio
2015 – 2017 ha aumentado de 700,000 a 800,000. En un país que se presenta como
un potencial granero del mundo por su importante producción agrícola y ganadera,
el hecho de que aproximadamente uno de cada diez viva con hambre, es
problemático, por decir lo menos. De hecho y usando otra metodología, la
Dirección General de Encuestas, Estadísticas y Censos, publica que el déficit
calórico en los hogares según sus estimaciones en base a la Encuesta de
Ingresos y Gastos y de Condiciones de Vida 2011-2012 era de 32,53%. He aquí la
otra “traición a la patria”, y de larga data.
Estos impactos sociales coyunturales, sobre la base de vulnerabilidades
ya profundas, constituyen quizás la crisis más seria a la que nos enfrentamos.
Toca ahora enmendar el error del acuerdo bilateral, pero al mismo tiempo tomar
conciencia de la alarma que se ha desatado en torno la gestión pública, tanto
desde el punto de vista del resguardo de los recursos que el país necesita para
enfrentar los desafíos que realmente importan, como del correcto accionar para
hacer algo en el plano de los resultados. Y no estamos hablando sólo de los consabidos
resultados macroeconómicos, sino de esos resultados que hacen a la calidad de
vida de la población, alejándola de la escalofriante vulnerabilidad que la
envuelve.
[1]
Politólogo. Asesor de políticas para el desarrollo sostenible (caballerocarrizosa@gmail.com)
[2]
Ver https://datos.hacienda.gov.py/
[3]
Ver Boletin Trimestral de Empleo EPHC T2 2019 de la DGEEC
[4]
Ver http://www.fao.org/3/I9553ES/i9553es.pdf
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