Kattya González, precandidata a la Presidencia por el Partido Encuentro Nacional

 

La diputada Kattya González (44) lanzó su candidatura presidencial el 19 de marzo 2022 y se presenta como una de las posibles precandidatas a la presidencia, dispuesta a competir en las internas de los partidos de la oposición nucleados en la Concertación. Todavía no ha inscrito su precandidatura, pues todos los aspirantes a competir en dichas internas tienen hasta el 29 de agosto 2022 para presentar una chapa de precandidato a presidente y a vicepresidente.

 

La diputada es una de las políticas más mediáticas y ha marcado relativamente alto en las primeras encuestas sobre intención de voto. Tiene mucha presencia en los diferentes medios, donde aparece diariamente. Aparte, hace un uso magistral de las redes sociales, filmando en directo sus intervenciones en la Cámara de Diputadas, exponiendo sus ideas con vehemencia, a veces denostando contra sus colegas en forma desafiante y cruda. Es una excelente parlamentaria, con dotes de oratoria excepcionales, pero también hace gala de una capacidad de razonamiento e ideación notorias. 

Debemos decir que en el caso de esta candidata no nos podemos referir sólo a sus enunciados y textos. Es también importante recalcar que gran parte del mensaje de Kattya González es su voz, su presencia, su sentir, su personalidad. Cuando invita a votar por ella, lo hace usando su persona, su coraje, su posición de “ser mujer” en un mundo de hombres, y ante los cuáles “no se deja amilanar”. 

Ella se declara feminista, pero dice no estar de acuerdo con una de las banderas del feminismo, la interrupción voluntaria del embarazo. Factor que denota otro rasgo de su discurso. Nos referimos a su sincretismo, pues con frecuencia se hace cargo de aspectos tradicionales y modernos en forma simultánea. Se la podría calificar como ecléctica, si no fuese porque a veces dicho sincretismo la hace aparecer como contradictoria. 

Un ejemplo, que puede no ser comprendido por todos, se encuentra en uno de los fragmentos que publicó en su libro “Dejamos Constancia”. En el fragmento 24, la diputada, como miembro del Frente Parlamentario por los Derechos del Niño, evoca con adulación un episodio de la historia del Paraguay que la historiografía oficial ha narrado como un ejemplo de heroísmo. Nos referimos a la Batalla de Acosta Ñu. Dicha batalla ocurre a finales de la Guerra Grande (1865-1870) contra Brasil, Argentina y Uruguay. Esta batalla fue librada del lado de Paraguay por niños de entre 6 y 12 años. Estos fueron cruelmente masacrados por el ejército brasileño, pero lo curioso es que la diputada no se cuestiona el otro lado de la tragedia, el que se refiere a quiénes tuvieron la deshonra de mandar a niños a una muerte segura. Olvido o ausencia que entra en contradicción con abogar “por los derechos del niño”, cuya Convención condena claramente el uso de los “niños soldados”. Eran otros tiempos dirán, pero era el momento de demostrar, aunque sea un dejo de análisis crítico, o simplemente hubiese podido obviar la desafortunada referencia. 

En todo caso, los símbolos patrios, las declamaciones de epopeyas, la importancia del ornato nacionalista es comunes en las expresiones de la precandidata. Es la reivindicación del patriotismo, moneda corriente en las lides políticas. Aun así, un aspecto importante y encomiable de sus interpelaciones patrióticas, es su anhelo por consolidar la República en el país que tanto clama amar. El argumento principal de Kattya González es que la República está aún en etapa de construcción. Su paradigma es una República que integre, la democracia representativa, las libertades públicas, el Estado de derecho, la separación de poderes, la legalidad. Nada inusual en términos de modelo, pero efectivamente inconcluso a pesar de los 32 años de transición a la democracia en Paraguay. 

Para ella, la Constitución Nacional del 92 es una buena carta magna, una que contiene todos los elementos necesarios, pero que aún requiere imponerse y normar la vida política, social y económica del país. Ese modelo de república no logra desplegar todos sus atributos porque en el país hay resistencias a la consolidación de las instituciones. Es la constante dialéctica entre la norma y la arbitrariedad. Factor, este último, que socava el imperio de la ley, porque están siempre activos los grupos de interés, las claques políticas, los corruptos, los narcos, los factores de poder, que conspiran contra lo ecuánime. 

Sus testimonios, tanto en su publicación “Dejamos Constancia”, como en “Cartas a Marito”, dan cuenta de su gran desilusión con respecto a la corrupción de las instituciones, sobre todo de la propia Cámara de Diputados en la que ella tiene su lugar. Es en esa cámara donde ella siente de manera cotidiana las bajezas de la política transaccional, comprada y vendida al mejor postor. 

Su ira ante tal descalabro está sobre todo dirigida a sus colegas del partido de gobierno, la Asociación Nacional Republicana (ANR), pero no se limita a ellos. En varios de sus alegatos, también caen bajo sus denostaciones algunos colegas de la oposición. Ella califica a la ANR como una corriente política populista conservadora y, a partir de ahí construye el desafío para las elecciones del 2023, diciendo que no se trata de una cuestión de derecha versus izquierda, sino que el verdadero conflicto es entre el populismo y la república. Interesante dicotomía. 

En su preocupación por el funcionamiento adecuado de las instituciones, la diputada ha librado   batallas exitosas, en contra de algunas de las incoherencias del propio Poder Legislativo, como fue el quitarle presupuesto y eliminar a los miembros del Parlasur, que efectivamente cobraban sueldos por hacer muy poco. También ha luchado contra las pensiones VIP que obtienen los parlamentarios luego de tan sólo diez años en funciones. 

Si las instituciones funcionaran, como deben funcionar, muchos de los problemas estructurales del Paraguay podrían resolverse es el principal argumento de la diputada. Eso incluye, obviamente, no sólo al poder legislativo, sino, sobre todo, a los órganos jurisdiccionales y de seguridad. La independencia del poder judicial y la revisión del funcionamiento de lo que ella llama un “superpoder”, la fiscalía o el Ministerio Público forman parte de sus reiterados llamados a la acción en esas áreas. Respecto a la independencia del Poder Judicial, la diputada oscila entre opciones que implican una reforma constitucional y otras que pueden efectuarse a nivel de código y leyes solamente. En su “Cartas a Marito”, Kattya González se revela como muy crítica de los órganos constitucionales que tiene que ver con la selección y enjuiciamiento de los magistrados (el Consejo de Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento) y propone quitarle el peso que tienen los representantes de partidos políticos en su quehacer. Sin embargo, en las entrevistas y participaciones en las que ha tocado el tema de manera más reciente, la diputada ha hecho una distinción certera, hablando de que existen posibles reformas previas a una reforma constitucional y otras que requerirían una reforma constitucional. Inclinándose por priorizar las previas y dejar el engorroso tema de una reforma constitucional para más adelante. 

Aunque el discurso de la candidata Kattya González tiene más relación con los aspectos político-institucionales, apareciendo como su punto fuerte, hay también pistas muy escuetas respecto a temas que hacen más a las políticas públicas en las áreas socioeconómicas. Efectivamente, para la candidata una República hecha y derecha no se construye solamente prestando atención a lo institucional, sino que se precisa también la existencia de políticas públicas eficaces en todos los aspectos. 

Uno de los esquemas principales que maneja la diputada, al igual que gran parte de la oposición, es el conocido tema de la negociación del Anexo C del Tratado de Itaipú con el Brasil. La idea clave es que en esa renegociación el Paraguay pueda salir adelante con la posibilidad de vender la energía excedente que no usa a precio de mercado y así generar el ingreso para financiar el desarrollo sostenible del país, y que, aparte de vender el excedente, el país haga todos los esfuerzos para también intensificar el uso de la energía hidroeléctrica disponible, apuntando, por ejemplo al mejoramiento del transporte público, su electrificación y su dignificación (el tema del transporte es un tema recurrente en su discurso). En sus intervenciones en paneles y debates habla también de que esa intensificación del uso de la energía hidroeléctrica podría estar relacionada con la industrialización y la superación de un modelo de desarrollo basado en la exportación de productos primarios. La candidata habla del “modelo extractivista” como algo que se debe superar. 

Si bien la Kattya González no ahonda en los específicos y deja mucho a merced de posibles conjeturas, se puede notar que hay cierta lógica básica. Eso da esperanzas. Por lo menos a partir de esos primeros movimientos discursivos se puede pensar en un modelo realizable de desarrollo inclusivo. 

Por otro lado, la candidata se da muy bien cuenta también que el espacio fiscal disponible en Paraguay es precario. Mejor, sin duda, que otros países de la región, pero se empieza a ver un creciente endeudamiento para pagar gastos corrientes y subsidios a la Caja Fiscal que maneja las pensiones de un sector importante del personal del Estado, Por eso, los ingresos de Itaipú y de Yacyretá son de un carácter estratégico. El modelo de equilibrio fiscal que la diputada pondera es el que se dio durante la gestión del Dr. Dionisio Borda en el Ministerio de Haciendo en los gobiernos de Nicanor Duarte Frutos y Fernando Lugo

 En cuanto a la negociación con Brasil la candidata habla de la necesidad del “abrazo diplomático”, es decir, tratar de convencer a países aliados y amigos que acompañen al Paraguay en su negociación con Brasil.   

En otros ámbitos la diputada también lanza sus propuestas. En entrevista habla de la formación de un sistema nacional integrado de salud, parecido al modelo uruguayo, en el que los esfuerzos y servicios podrían estar mejor empalmados por medio de un sistema de referencias, incluyendo los servicios del Ministerio de Salud, el sector privado y los servicios sanitarios del Instituto de Previsión Social (IPS). Argumenta la necesidad de separar los roles de rectoría de la prestación de servicios, como tienen en el caso uruguayo, donde el Ministerio establece políticas y la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) es responsable de la prestación de servicios. Su reflexión sobre la salud se dio sobre todo en el contexto de la pandemia y muchas de sus observaciones vienen después de constatar la debilidad de la respuesta nacional a la emergencia del COVID. 

Esa misma separación de funciones de rectoría y de servicios lo propone para el sistema educativo, aunque da mucho menos pautas acerca del cómo en ese sector. En el ámbito de la educación la hemos escuchado hablar de la necesidad de aprovechar una ola de jubilaciones de docentes que se avecina para mejorar la calificación del cuerpo docente, sobre todo en el uso de las tecnologías de la información. No mucho más que eso. 

Finalmente, podemos decir también que uno de los puntos fuertes de la candidata es su interpretación de por qué es necesaria una concertación de partidos de la oposición. Ella es tajante al decir que no es una unión para hacer posible la alternancia, sino para construir un consenso que ofrezca una alternativa al Estado prebendario. No es un cambio de color lo que necesita el país, sino un nuevo modelo. Por ello insta a que la concertación le dé sustancia a ese consenso, que lo traduzca en propuestas concretas que sirvan para gobernar y que no queden en un documento llamado “Programa de Gobierno”. Todo ello alude a su socio principal en la Concertación, véase el otro partido tradicional, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). La diputada prefiere pensar que la Concertación tendría una interna diferente, una interna ciudadana, y que no sea vista como otra manera de articular la interna liberal. Además, aspira a que este tipo de Concertación marque la diferencia con lo que fue el Gobierno de Fernando Lugo, basado en una alianza con el PLRA. Gobierno que ella en una de sus intervenciones ha calificado como un gobierno improvisado. Con todo lo que ello implica.

Comentarios

  1. Buena evaluación. Esta ganando espacios con el debate sobre Sandra. Hace puntos sustantivos claves aunq se le va la mano en efectismo y duración. Su feminismo a medias es buen reflejo d nuestra cultura latina: susceptible d mejorar. Sigue aliada d Soledad? Ojalá llegue al Senado

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