La filtración
El 26 de septiembre, los medios y la opinión
pública paraguaya se vieron envueltos en un fugaz, pero intenso debate sobre la
supuesta filtración de un documento del gobierno de EE. UU. El texto contenía apreciaciones muy duras
respecto al expresidente Horacio Cartes, calificado como “significativamente
corrupto” por el Departamento de Estado. Eran calificaciones sobre su actuar
como actual presidente del partido de gobierno (Partido Colorado). Alegaban que
el susodicho usaba la maquinaria del partido para fortalecer sus redes de
corrupción. Sin embargo, lo más urticante para cierta dirigencia partidaria era
que delineaba una estrategia política apuntando a separar la figura del actual
presidente de la república, Santiago Peña, de su jefe y mentor político. Sobre
el punto, el actual presidente del Senado, Silvio Ovelar, se despachó con
fuerza, diciendo que por más que lo intenten, no van a poder. Que el
entendimiento entre el expresidente y el presidente de la república seguía sin
fisuras.
Ese mismo día recibí un llamado de Andrey
Andreevich de la cadena rusa RT en español, quién me había pedido un día antes
participar como comentarista para su medio. A sabiendas de cómo se comporta RT,
con su muy pronunciado sesgo, acepté con cautela y me propuse darles una
oportunidad, como lo he hecho con otros medios
internacionales. Efectivamente, su principal pregunta o pedido era que comente
la noticia, centrándome sobre todo en la injerencia de EE. UU. en los asuntos
internos del país. Resultó ser una
“entrevista” muy particular la que hicieron los de RT. Me llamaron por Skype y
una productora me entrevistó, pero no en vivo, sino que grabaron. No la vi a
ella, sino sólo su audio, aunque yo sí estaba con imagen, y luego nunca más
supe qué uso se hizo de mi grabación.
Muy probablemente los de la RT no consiguieron
lo que querían porque me concentré en levantar un punto, que el mismo
presidente Santiago Peña hizo y que consiste en aclarar que 95% del supuesto
documento filtrado hablaba de cosas que son
parte visible de la cooperación del Gobierno de Estados Unidos en
Paraguay. Si uno coteja el documento “filtrado” con lo que se puede encontrar
en www.usaid.gov/paraguay se verá que ahí está el documento de
estrategia, denominado “Project Appraisal Document” (PAD) 2020-2025. Este describe
el trabajo de la USAID como centrado en la cultura de la legalidad, cubriendo
prácticamente los mismos temas que aparecen en el documento supuestamente
filtrado. El propósito del programa de cooperación de la USAID es “Una cultura
de la legalidad mejorada para combatir la corrupción en Paraguay”. De hecho, el Plan Nacional de Integridad,
Transparencia y Anticorrupción 2021 – 2025 aprobado por el Gobierno paraguayo
durante la presidencia de Mario Abdo Benítez tiene estampado el logo de USAID.
El tema aquí es que los programas de cooperación
ya sean bilaterales o multilaterales, no son operaciones encubiertas, sino son procesos
acordados con los gobiernos de los países. Sin duda, la anticorrupción y la legalidad
no tienen una resolución técnica única y exclusivamente, sino conllevan una
dimensión política importante. Esta es una característica de la cooperación que
afecta sobre todo a los países de ingreso medio como Paraguay, donde la
asistencia muy básica ya ha dejado de ser importante, y lo que se discute más
ahora es el fortalecimiento institucional.
Obviamente, los países tienen la opción de no
aceptar esa cooperación. El Estado Plurinacional de Bolivia echó a USAID del
país en el 2013, en la época de Evo Morales, y desde entonces no acepta más la
cooperación de lo EE. UU. Ese es un
camino abierto para el Paraguay también. Sin embargo, es muy improbable que el
derrotero seguido por Bolivia sea el que elija el Gobierno de Santiago Peña.
Cómo dijo él mismo, está de acuerdo en un 95%. Eso significa que la presión
seguirá presente. El 26 de septiembre la administradora de USAID, Samantha Powers,
anunció una iniciativa para América Central de $3 millones para apoyar el
periodismo de investigación y las iniciativas anticorrupción. Un ejemplo más de
que esta política seguirá vigente. Para muchos es un alivio, pues la corrupción
sí corroe la democracia, impide que nadie esté por encima de la ley, y, desvía
recursos que deberían servir para beneficiar a la ciudadanía.
Publicado en Ultima Hora: 4 de octubre 2023
Imagen: angelalvarezdesotomayor.blogspot
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