HC Santi: la ingobernabilidad
Ultima Hora - 26-02-2023
La fórmula HC en la presidencia de la ANR y Santiago Peña en la presidencia de la república no es un arreglo promisorio desde el punto de vista de la gobernabilidad. El próximo ciclo político exige un poder ejecutivo con plena capacidad para ejercer el liderazgo en la toma de decisiones. No una situación en la que la sombra del poder detrás del trono se cierna sobre el centro neurálgico del Estado a cada vuelta de tuerca. Esto sólo debilitará la capacidad del país para implementar las reformas indispensables.
Las presidencias de los partidos políticos en
las democracias representativas por lo general tratan de evitar una separación
de la posición de presidente o secretario ejecutivo del partido y la presidencia
del Gobierno. Lo hacen ya sea estableciendo que el presidente o primer ministro
sea el jefe del partido también, caso Partido Laborista británico o PSOE
español, o, haciendo que el presidente del partido sea más bien una figura
operativa de menor peso, caso de los presidentes de los comités de dirección de
los partidos demócrata y republicano en EE. UU.. Aparte, los partidos políticos
suelen tener también otras instancias de poder, como son las ejercidas por los
líderes de bancada, ya sea en la cámara baja o alta. Cada uno de estos, tiene
su cuota y decide cómo dirigir su bancada en el contexto propio en el que le
toca actuar-
Todo indica que HC ha hecho una lectura muy sui
generis de la función que podría cumplir la ANR. Evidentemente, visualiza la
presidencia del partido como una instancia en la que podrá seguir ejerciendo
influencia en la política nacional. Sin embargo, es hasta cierto punto
inexplicable por qué eligió el camino de la presidencia de la ANR para seguir
haciendo algo que de todos modos ya estaba haciendo por la vía del movimiento y
su dinero. Es probable que, en su esquema mental, la Junta de Gobierno de la
ANR sea como una suerte de directorio empresarial y que la presidencia de la
república es la gerencia general de la
empresa. Sin embargo, instalar un esquema como ese en el manejo del Estado es
simplemente fatal. No le hace bien al
país, ciertamente no a la gestión del Estado y probablemente tampoco a la ANR.
Quedan colgantes demasiados hilos en esta
inusual movida política del expresidente. ¿El supone que desde la presidencia
del partido va a dirigir al presidente de la república, cuando éste, en
principio, tendría que manejarse como presidente de todos los paraguayos? ¿Cree
que desde su opaca oficina de la ANR va a dirigir a la bancada de la ANR en el
Congreso, cuando esta será, como siempre, una bancada dividida, que no le será
cien por ciento leal? ¿Asume él que seguirá recibiendo adulones y carpetas
rojas que después le pasaría a Santi para que les encuentre un lugar en algún
lado?
En estos momentos, la ANR parece estar cerrando
filas para enfrentar la campaña electoral, pero si llegan a ganar y Santi
asume, la contradicción va a ser como un choque de trenes. A menos que Santi
cumpla la función que cumplió Medvedev, el inocuo personaje que obedientemente
siguió las instrucciones de Putin cuando este tuvo que dar el paso a la
posición de primer ministro y dejar que Medvedev ejerciese la presidencia por
un período. Estamos a todos luces ante una receta para el desastre, de vuelta.
La llamada de atención de HC a Santi por llegar tarde a la reunión de colorados
de la ANNP fue sólo un ejemplo de lo que podría estar instalándose en el
Gobierno de aquí a fin de año. Que triste, más aun siendo el inquilino de la
Casa de los Colorados significativamente corrupto. .
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