Efrain Alegre - precandidato a la presidencia por la Concertación Nacional 2023

Hacer el análisis del discurso del precandidato Efraín Alegre no es tarea fácil. No por la complejidad de este, sino todo lo contrario, por su carácter esquemático. El argumento del candidato es básicamente que todos los problemas del Paraguay se resolverán si se logra desterrar la corrupción y la narcopolítica. Su lema y su mensaje ha sido consistente y repetitivo: “patria o mafia”. Es decir, el país se encuentra en una situación tal, que la ciudadanía tiene ante sí una opción muy clara, o sigue permitiendo que “la mafia” gobierne o vota por el movimiento patriótico de la “gente decente” representado por él y su compañera de fórmula, Soledad Núñez, en el marco de la Concertación Nacional.
  

El diagnóstico de Efraín Alegre tiene, sin duda, una gran cuota de razón. El Paraguay es considerado uno de los países más corruptos. Estaba en la posición 128 de 180 en el ranking de Transparencia Internacional de 2021. Ha mejorado un poco en los últimos años, pero sigue en una posición problemática. También el proyecto In Sight Crime[1] ha revelado el ascenso de la narcopolítica y sus vínculos con el contrabando y la corrupción. El expresidente Horacio Cartes y el actual vicepresidente de la república Hugo Velázquez han sido designados como “significativamente corruptos” por el Departamento de Estado de los EE. UU. Es decir, el dilema al que alude el candidato tiene asidero.

También es verdad que la corrupción y la narcopolítica tienen un costo muy alto para la ciudadanía, en la medida en que afecta su seguridad y sustrae recursos del Estado que deberían ser dedicados a fines públicos, beneficiosos para la gente. El candidato usa mucho el ejemplo de los casos de corrupción que empañaron la respuesta a la pandemia y que agravaron la situación de salud de los ciudadanos por no tener a mano los recursos. También se refiere con frecuencia al hecho de que muchas veces la gente acude a los servicios de salud del país vecino, Argentina, porque no encuentran atención en su propio país.  

Lastimosamente, el desarrollo del tema central de su discurso es extremadamente pobre en cuanto al cómo. Efraín Alegre es el perfecto candidato en lo que se refiere a la “disciplina en el mensaje”, pues en cada ocasión que tiene la oportunidad, vuelve a tocar su lema “patria o mafia”. El problema es que esa disciplina le es útil en las intervenciones cortas, pero no le sirve en entrevistas donde se requiere un desarrollo de propuestas. En los escenarios en los que es preciso desempacar el mensaje, el candidato usualmente no satisface expectativas, y, con frecuencia, llena los espacios con un discurso que a falta de mejor término llamamos “motivacional”, postulando que el adherirse a la candidatura, conducirá a una mejor vida, porque un país mejor es posible, un mundo donde “las familias puedan encontrar la felicidad en su tierra”, etc.

Esto le puede generar en el electorado más crítico una situación de falta de credibilidad. Dice ser el candidato que erradicará la corrupción y la narcopolítica, pero al no explicar o dar pistas respecto al cómo, el mismo termina solicitando una adhesión casi a ciegas. Además, esa solicitud de adhesión proviene de un político profesional, perteneciente a un partido tradicional, que ha tenido casos de líderes corruptos en su seno, peca de ingenuidad. Sobre todo, cuando tiene el desafío de captar votos más allá de la base electoral propia de su partido, el Partido Liberal Radical Auténtico.

No obstante, y a pesar de las debilidades del discurso, no hay motivos para dudar de la sinceridad del candidato. No hay indicios de que se trate de un posicionamiento político pragmático para captar votos. Hay una autenticidad en sus interpelaciones, y se puede trazar muy fácilmente la conexión entre el mensaje y su compromiso. Además, dicho posicionamiento tiene unas derivaciones que son importantes de señalar y que forman parte del discurso también. En ese plano esquemático y genérico que lo caracteriza, la pregunta del cómo no queda totalmente sin respuesta. Para el efecto, se pueden rescatar sus alusiones al reforzamiento de la institucionalidad. Para combatir la corrupción y la narcopolítica las instituciones deben funcionar, tiene que darse el imperio de la ley, la justicia tiene que actuar transparente y honestamente, la fiscalía tiene que hacer su trabajo, la legislatura debe conformarse con representantes que no están siendo financiados por la corrupción, el narcotráfico o la ilegalidad. Cada órgano debería cumplir con sus propósitos misionales. Entre estas misiones, sí hace hincapié en INDERT y su responsabilidad de llevar adelante la reforma agraria.

Con ese llamado se completa su línea de argumentación básica: los problemas del Paraguay se deben al “modelo mafioso” y para erradicar el mal es preciso fortalecer la institucionalidad, en el marco de una democracia representativa y el Estado social de derecho. El diseño constitucional del 92 no es cuestionado, por lo que se asume que el marco constitucional actualmente vigente es considerado como factor habilitante de su visión.

Es a partir de este punto anterior que se establece una conexión importante con sus mensajes en el campo social y económico. Según el candidato la institucionalidad tiene obviamente implicancias en lo que respecta a la seguridad jurídica y la confianza que eso genera entre los inversores nacionales e internacionales. En una de sus alocuciones es muy enfático de que serán los inversores honestos los que serán protegidos, no los contrabandistas y los corruptos. De ahí pasa al argumento de que brindando seguridad jurídica y previsibilidad la inversión aumentará y, por ende, también se crearían puestos de trabajo, subrayando que el tipo de inversión más deseada es la que genera oportunidades de trabajo. Y no se trata sólo de alentar la inversión del capital internacional, sino también del capital nacional.

La importancia del trabajo refleja una noción del bienestar, como un logro que se desprende del empleo decente y del emprendimiento. No desecha los otros factores del bienestar o la política social, tales como la educación y la salud, pero se enfoca en el trabajo. En ese sentido articula partes del discurso del otro precandidato liberal, Martin Burt, y se refiere a las 250.000 familias que se merecen oportunidad de obtener una fuente de ingreso que les permita vivir dignamente. Esta referencia a las familias se repite con bastante regularidad a partir del lanzamiento de la chapa Efraín – Sole para presidente y vicepresidente. Se ha transformado en uno de los sellos de su discurso.  

Como dijimos arriba, esto no implica que no haya otras alusiones a los temas de bienestar social, pues también vemos que una de las promesas de su campaña es el adecuado procesamiento de las demandas que tiene la ciudadanía respecto al acceso de una educación de calidad, y sobre todo a la salud. Como efecto de la pandemia, el tema salud ha tomado mucho más peso en el discurso político y Efraín Alegre insiste en recordar como una conquista emblemática la gratuidad de la salud, lograda durante el gobierno del expresidente Lugo. En referencia al tema de procesar las demandas de la ciudadanía, se puede también notar la influencia del discurso de Soledad Núñez, ya que el candidato habla de la eficiencia y eficacia, aduciendo que con en esas respuestas a la demanda social quieren también demostrar que la democracia debe ser capaz y lograr resultados. Hay también una referencia a los valores de la solidaridad y la justicia, como parámetros normativos que conducen a una preocupación por el bienestar social.

 Finalmente, en términos de propuestas, debemos también mencionar que para el candidato uno de los pilares de su movimiento patriótico es el rescate de la soberanía energética. Se suma así a las voces de todas las otras fuerzas políticas de la Concertación que proponen una exitosa negociación con el Brasil en 2023 en lo que se refiere a la posibilidad de reformular el Anexo C del Tratado de Itaipú, como para permitirle al país vender el excedente de energía que le corresponde a precio de mercado y así poder generar los recursos necesarios para el desarrollo del país. El candidato habla de la “soberanía territorial” y la “soberanía energética”. Así mismo, y al igual que los otros candidatos de la Concertación, habla de la necesidad de optimizar el uso de la energía eléctrica en el país, señalando como ejemplo el sistema de trenes o tranvías eléctricos.

El gran instrumento del cambio, para el candidato, es la Concertación Nacional 2023. Sin duda, la creación de dicha instancia es un mérito, en parte atribuible al candidato. La Concertación está llamada a suplantar el “modelo mafioso”. Desafortunadamente, esa idea del “modelo” no logra aclararse del todo. El candidato habla de un modelo que ha perdurado en los últimos 70 años. Si es así, nos estamos refiriendo al largo período en que ha gobernado el Partido Colorado, desde el gobierno de Federico Chávez de 1952 o de su reelección en 1953, hasta la fecha. Sin embargo, también dice que la Concertación es incluyente y que los colorados son bienvenidos; que los colorados que están contra el modelo deberían formar parte de la Concertación. Para evitar la confusión, hubiese sido mejor no definir el modelo en términos de  fechas, sino más bien explicando cuáles son sus características. Al mismo tiempo, el candidato habla de que la Concertación, más que una coalición de partidos es una suerte de movimiento ciudadano. Sin embargo, en el despliegue que va teniendo la campaña se puede notar muy claramente la preeminencia de la estructura del Partido Liberal Radical Auténtico, que es la que le da su base más sólida. Todavía no se puede ver con claridad el input de la precandidata vicepresidente y su movimiento ciudadano Despertar. Quizás la adhesión de Miguel Prieto, el intendente de Ciudad del Este, y su movimiento Yo Creo es lo que más se acerca a eso. Está por definirse.



[1] Ver https://es.insightcrime.org/?s=Paraguay

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