Errores y tropiezos de la izquierda

 


El Frente Guazú probablemente ha sido el actor político con mayores tropiezos en este proceso electoral. Su acuerdo de admitir tres posiciones: una línea que optó por apoyar la chapa de presidente y vicepresidente de la Concertación Nacional, otra que evaluó la posibilidad de levantar una chapa propia por fuera de la Concertación, y otra que optó por negociar una alianza con la iniciativa de Euclides Acevedo, ha llevado a una situación de alto riesgo para su sobrevivencia como partido.

Ultima Hora - 8-04-2023

Esta situación se vio agravada, evidentemente, por el lamentable accidente cerebrovascular que afectó a su líder, el expresidente Fernando Lugo. Este estuvo presente en los inicios de las conversaciones sobre estrategia, pero posteriormente tuvo que retirarse, dejando ese campo político en un estado de confusión.

La ACV que afectó a Fernando Lugo fue obviamente un imprevisto. No hay mucho que reflexionar al respecto. Sin embargo, esa declaración sobre las tres posiciones que mencionamos más arriba se lee más como una admisión de incapacidad que como una aclaración de estrategia política. ¿Qué pasó con la capacidad de la izquierda de hacer algún tipo de planificación política anticipada? Todo parece indicar que la misma llegó al 2022 sin una idea clara de qué hacer, con supuestos que luego se desdibujaron y ante los cuales se reaccionó de manera desordenada.

El supuesto que más les golpeó fue el que como tercera fuerza política en el Senado, y con una base electoral adherida a la figura del expresidente Fernando Lugo, su participación en la chapa presidencial y vicepresidencial de la Concertación sería de mucho mayor jerarquía. Hasta había posiciones que proponían un candidato a la presidencia del FG en la Concertación. Sin embargo, la negociación en torno a ese supuesto fue de mal en peor. Duele decirlo, pero el desenlace fue, sin duda, humillante. No hubo participación en la chapa y de todos modos una parte del FG decidió, aún en esas condiciones, seguir en la Concertación. En aras de la unidad, Esperanza Martínez descabalgó su candidatura y pasó a ser la coordinadora o presidenta de la Concertación.

El dudo acusador puede estar dirigido en varias direcciones, y entre estas, hacia el propio Efraín Alegre, por no haber querido negociar de manera más racional y programática la concertación con el FG. Sin embargo, nadie puede dudar que ese proceso de convocar de manera muy amplia al espacio Ñemongeta, elegir a Esperanza Martínez como candidata a presidente, prometer un proceso de construcción de una izquierda aún más diversa que la que contenía el FG, para luego desechar todo eso, sin más, habrá sido un duro golpe para las bases y la militancia de la FG.  No debe, en ese sentido, sorprender la posterior división y aventura política del otro sector, que pasó  a acompañar a Euclides Acevedo, pero hoy por hoy ve  cómo la alternativa de captar votos colorados disidentes pierde asidero y deja a la Nueva República en un estado de  inanición política.

Ante este, en cierto sentido vergonzoso recorrido, el énfasis a última hora está puesto en la Lista 40 para el Senado. Ese es el espacio que los reúne a todos, e incluye a Fernando Lugo en la opción 1. Uno se pregunta si no hubiese sido mejor empezar con ese énfasis y mantenerlo de manera coherente y cohesionada a lo largo del proceso electoral, sin darle tanto resalte a la política presidencial. Al final de cuentas, lo que es estratégico es mantener esas diez bancas en el Senado. Espacio que le ha permitido al FG tener una presencia política importante y actuar como partido bisagra ante decisiones legislativas en las que los partidos tradicionales aparecen divididos. Ahora, después de tanta confusión, idas y vueltas, la posibilidad de mantener ese espacio está en duda.  En cierto sentido, el FG se encuentra ahora amenazado por la Lista 2 de la Concertación y la Lista 9 de la Alianza Encuentro Nacional. Si se ve disminuido como presencia estamos seguro la ciudadanía va a perder una representación que sin duda ha sido de gran valor, muy propositiva y con ímpetu reformista en un país que necesita a gritos grandes cambios.

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