Medidas Populares
Cuando hablamos del trabajo, el ingreso y
cubrir las necesidades estamos hablando de la aspiración más común. Es la única
alternativa que la mayoría de la gente tiene. Desde los profesionales hasta los
trabajadores por cuenta propia, todos, tenemos un único activo del que podemos
disponer para cubrir nuestras necesidades. Es nuestra fuerza de trabajo, la que
llevamos al mercado laboral de manera cotidiana. Pueden ser nuestras
habilidades, nuestros conocimientos, nuestra fuerza física, nuestro talento.
Esas son nuestras únicas joyas.
Sin embargo, no todos los trabajos logran
generar el ingreso necesario para cubrir las necesidades. En Paraguay existe
una suerte de gran división. Existe una población minoritaria que tiene un
trabajo decente, aquellos que tienen un empleo formal en el sector privado y
que contribuyen a IPS y aquellos que trabajan en el Estado y aportan a los
distintos programas de la Caja Fiscal u otros. No son ricos, son una clase
media, y su seguridad social deja mucho que desear en términos de calidad, pero
logran tener una vida.
Hay,
obviamente, una élite pequeña que tiene empresas, ganancias y patrimonio, que
se maneja a otro nivel y tiene un bienestar asegurado por la via privada.
Después, está la mayoría, que no tiene un trabajo decente, que se debate en la
informalidad y que en algunos casos apenas llega al salario mínimo. Ahí está el
meollo de nuestros infortunios. Si elegimos ocuparnos del destino del pueblo
paraguayo, no podemos pensar sólo en dar trabajo a la gente, como una dádiva
que concedemos, sino un trabajo decente, uno que les asegure cierta protección
social a ellos y sus familias. Seguro, aquí saltaran los que piensan estamos soñando
con un mundo ideal, pero no, es un norte que debemos tener como derrotero.
Finalmente, cuando pensamos en ese trabajador,
no debemos pensar que él o ella trabaja para sí, sino que es un proveedor.
Tiene dependientes, quiere educar a sus hijos, necesita cuidar de sus padres
mayores, tiene un hermano desempleado, una sobrina discapacitada. Para eso
sirve el ingreso, pero cuando es tan magro, se requieren apoyos, políticas
sociales. En estos momentos, los principales apoyos y más urgentes tienen que
ver con la seguridad alimentaria. Es ahí donde entra la pensión alimentaria del
programa Tekopora, la pensión alimentaria del adulto mayor, el programa de
alimentación escolar y las ollas populares o comedores. Con gran éxito se
aprobó la Ley 6945 de comedores en julio 2022, pero al final todavía no se
ejecutó el presupuesto y el poder ejecutivo no ha reglamentado la ley. Eso es
urgente, una medida popular posible y presupuestada.
Foto: Antonio Palmerini
[1] Politólogo. Coordinador académico
del programa FLACSO Paraguay. Ex director regional para América Latina y el
Caribe del Fondo de Población de la ONU.
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