Corrupción y neoliberalismo - Esteban Caballero

Estos dos términos constituyen significantes centrales del discurso político actual en la región. Existen razones valederas para que así sea. Lo que nos preocupa es cuando la corrupción es usada como un justificativo para el neoliberalismo. El dogma neoliberal de menos Estado y más mercado a menudo se deriva del señalamiento de que en el Estado hay corrupción y por ende no se puede confiar en él para dirigir los destinos del país. Mejor nos apoyamos en el sector privado y en las reglas del mercado, dirían los neoliberales.
Son generalmente las fuerzas progresistas las que rescatan el rol del Estado en la sociedad, aludiendo a su poder regulador, redistributivo, ordenador e igualador, entre otros. Es por ello que los casos de corrupción en el Estado son particularmente dañinos para ese tipo de proyecto político. Cuando estas fuerzas están en el gobierno, el destape de casos de corrupción (de las más pequeñas a las más grandes) pueden tener consecuencias muy graves y por largos períodos de tiempo.Es por ende imperativo que en las agendas progresistas de la región exista una clara y decidida acción anti corrupción.
No parece ocurrir nada similar con el neo liberalismo y cuando se habla de la corrupción en el sector privado, a través de la evasión fiscal, el pago de sobornos a agentes del Estado, el incumplimiento de normativas básicas respecto a calidad de los productos, etc, el neo liberalismo tiende a no sufrir las consecuencias en igual medida.
En realidad, uno de los puntos de encuentro entre la derecha y la izquierda podría ser la lucha anti corrupción. No obstante, esto no trasunta con suficiente claridad en el discurso político. Quizás porque a menudo la crítica a la corrupción adquiere más valor como arma política para descalificar al contrincante, que como base para un política pública efectiva y eficiente.
En todo caso no debemos dejar que la crítica al Estado por causa de la corrupción distorsione las evaluaciones de cuál es el rol del Estado. Cuándo podemos realmente hablar de un Estado macrocefálico y perturbador de las relaciones sociales, etc. Hoy, escuchamos personas criticar el Estado en países donde en realidad la presencia del Estado es muy pequeña, comparativamente hablando, usando la corrupción como principal arma. Sin duda, hay que erradicar la corrupción, y usar los recursos públicos para fomentar el bien público (valga la redundancia), pero también tenemos que asegurar el acceso igualitario a bienes públicos de calidad, como la salud, le educación, la cultura, etc.

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